El oro en la antigüedad

El oro es conocido desde la más remota antigüedad en la mayor parte de los pueblos, que lo encontraron directamente en la superficie de la tierra o en arroyos o ríos de escasa profundidad, remontándose los primeros objetos conocidos de este metal al sexto milenio aJC., encontrados en las tumbas prehistóricas de Egipto. El oro despertó el interés de los hombre primitivos debido a su hermoso color, a su escasez y a su facilidad para dejarse mecanizar, lo que lo hacia atractivo para fines religiosos u ornamentales.

En el antiguo Egipto, debido a las excavaciones llevadas a cabo en los últimos dos siglos, se tiene un notable conocimiento de su utilización durante más de cuatro milenios, reservándose su posesión a los faraones del imperio antiguo, y posteriormente a nobles y sacerdotes. Se utilizaba sobre todo para los símbolos del poder real, pequeñas armas personales, diademas, pectorales, pendientes, sortijas, brazaletes y otros objetos de usos fúnebres y de ceremonia.

La Europa antigua, desde Iberia hasta el Cáucaso el oro era considerado sagrado estando reservado para fines y ritos religiosos, si bien su disponibilidad era escasa y su utilización estaba notablemente restringida. Con la colonización de América y África, la cantidad de oro disponible aumentó de forma importante en el mundo occidental, dedicándose a otros uso más mundanos, como símbolos del poder real, utensilios de uso cotidiano y joyería personal, aunque siempre con acusadas limitaciones, reservado a las clases dominantes.

Los pobladores de África Occidental, eran también muy restrictivos en la utilización y posesión del oro, reservándose exclusivamente para los jefes de las tribus y nobles del poblado, más por que los poderes místicos atribuidos al oro alcanzase únicamente a determinados individuos o castas que por motivos de orgullo y desde luego nunca por el valor intrínseco del metal.

Sin embargo, debido a su rareza, gran valor para el mismo peso y volumen, facilidad de manipulación, divisibilidad sin merma de valor, homogeneidad y aceptación general, el oro se ha venido utilizando como moneda de cambio universalmente aceptada durante muchos siglos y hasta tiempos muy recientes. En Occidente, la primera moneda acuñada tal como lo hacemos hoy día (con idéntico peso, forma y marcas de anverso y reverso) aparece en las costas de Asia Menor (actual Turquía) sobre el año 650 aJC, atribuidas a Cresus, rey de Lidia.

PRODUCCIÓN Y COMERCIALIZACIÓN

Tras ello, las arenas auríferas son tratadas con mercurio (método de amalgamado), o de cianuro sódico (método de cianuración) obteniéndose un complejo cianurado de oro. Utilizando posteriormente un proceso de destilación (o calcinación si el oro está combinado con teluro), se extrae el oro que se funde y da forma de lingotes. Hay que señalar que para que este proceso resulte rentable la concentración de oro ha de estar de al menos una parte por cada 300.000 partes de material.

Se presenta el oro nativo en dos clases de yacimientos: primarios en los que el metal está en la misma roca en la que se formó, casi siempre de tipo filoniano y origen hidrotermal, en forma de pequeños granos acompañandos de cuarzo, pirrotina, baritina, carbonatos, etc. y secundarios, originados por meteorización del metal en los primeros con transporte y sedimentación posterior del oro en forma de pajitas o pepitas creando depósitos muy típicos llamados placeres.

También se encuentra oro en aleación con otros elementos como la plata (electro, u oro argentífero), el paladio constituyendo la porpezita, con el rodio en la rodita, así como en amalgama con mercurio de hasta un 40 % de riqueza, o combinado con teluro y asociado a la plata a en la calverita y silvanita, también en mínimas proporciones en piritas de hierro o galena.
La roca de mayor tamaño jamás encontrada, la Welcome Stranger, tuvo lugar de forma casual en el año 1869 en Victoria (Australia) al colisionar un vagón contra la superficie del suelo y ponerla al descubierto.

La forma de extracción del oro depende del tipo de yacimiento. En los placeres o depósitos aluviales el método más extendido es el lavado en batea (fuente circular con una cavidad en el fondo), en la corriente suave de agua que arrastra la arena depositándose en la batea el oro, más pesado. Cuando el yacimiento es de tipo filoniano se arranca, tritura y lava el material por procedimientos mecanizados mucho más sofisticados y eficientes.

Tras ello, las arenas auríferas son tratadas con mercurio (método de amalgamado), o de cianuro sódico (método de cianuración) obteniéndose un complejo cianurado de oro. Utilizando posteriormente un proceso de destilación (o calcinación si el oro está combinado con teluro), se extrae el oro que se funde y da forma de lingotes. Hay que señalar que para que este proceso resulte rentable la concentración de oro ha de estar de al menos una parte por cada 300.000 partes de material.
Para obtener oro de la calidad necesaria para joyería es necesario proceder a su afinado mediante un procedimiento electrolítico que consiste en hacer circular una corriente eléctrica (contínua) entre los dos electrodos de una cuba utilizando una disolución de cianuros o cloruros. Como ánodo se dispone el metal impuro y como cátodo una barra de oro puro que irá engrosando al depositarse sobre ella el oro procedente de la disolución a costa del ánodo. Se obtiene así un oro fino de gran pureza, del orden del 99,99 %, que se comercializa en forma de lingotes de diverso tamaño por empresas homologadas por el mercado especializado. También se puede obtener oro como subproducto en el proceso de afino electrolítico del cobre.

La producción de oro, que ha variado mucho en cantidad y países a lo largo de la historia, en la actualidad Sudáfrica, con yacimientos en Transvaal y Witwatersrand, es el mayor proveedor, con una producción anual que ronda las 700 Tm., seguido de la URSS, cuya producción real se desconoce pero se estima que el 80 % de la producción mundial proviene de estos dos paises. Hay varias decenas de otros países que producen oro en cantidades comerciales, muy por detrás de aquellos, como, Estados Unidos, Australia, Canadá, China o Brasil y aún en menor medida México, Chile y Colombia.

Una vez afinado, el oro entra en el tráfico comercial y su precio se determina en los grandes centros de contratación: New York, Zurich, Paris y sobre todo Londres, aunque una parte importante del oro en circulación (un 25% aprox.) se comercia en el mercado libre. A pesar de la consideración que el oro siempre ha tenido como refugio seguro del dinero dada la estabilidad de su precio (al menos a corto plazo), lo cierto es que este ha ha tenido grandes oscilaciones en el tiempo (ver gráfica de la izquierda).
En 1971 se suprimió la convertibilidad dolar-oro que mantenía EEUU, estableciéndose una paridad del dólar con este metal, lo que supuso de hecho una nueva referencia para las economías occidentales en torno al patrón-dólar en las que ya no es tan imperativo respaldar el papel-moneda con reservas en oro.

PROPIEDADES Y APLICACIONES

El oro es un metal de color amarilo y brillo característicos, que se encuentra muy distribuido en la naturaleza aunque en muy pequeñas proporciones (0,005 ppm). Es prácticamente inalterable, no le afecta el aire, el calor, la humedad ni la mayoría de los agentes químicos, muy blando (2,5 en la escala de Möh), extremadamente dúctil y maleable, que funde a poco más de 1.000 ºC y con un peso específico de 19,3.

En estado puro es el más dúctil y maleable de los metales conocidos. De su capacidad para ser transformado en hilos (ductilidad), baste decir que con 29 g. de oro puede hacerse un hilo de 100 Km de longitud y respecto a su capacidad para transformarse en láminas (maleabilidad) que, golpeándolo simplemente con un martillo puede obtenerse una lámina de tan solo 0,0001 mm de espesor denominada pan de oro.
El color de una pieza de oro puro es ciertamente amarillo, sin embargo cuando se divide finamente toma un color rojo, pardusco o negro, finamente laminado muestra un color verdoso, en suspensión coloidal muestra un color rojo desde el rubí al púrpura. Hay dos óxidos de oro, monovalente y trivalente, cuyos colores son azul y pardo respectivamente. El conocido como oro verde usado en joyería contiene cobre y plata, en tanto que el llamado oro blanco contiene cinc y níquel, platino, paladio u otros metales blancos.

Además de para joyería y fabricación de moneda, el oro también se utiliza en forma de láminas para dorar y rotular. Un precipitado de oro finamente dividido e hidróxido de estaño, formado a partir del cloruro de oro y cloruro de estaño y conocido como púrpura de Cassius es utilizado para dar color rojo al vidrio y cristales (p.e., para intensificar el color de los cristales de rubí). Para realizar dorados electrolíticamente se utiliza cianuro de oro y potasio. También se utilizan en odontología, preparados farmacéuticos para tratar ciertas dolencias y sus radioisótopos son empleados en biología y radiología.

EL ORO DE LEY

Las características físicas del oro puro hacen que resulte excesivamente blando para la mayoría de las aplicaciones, con lo que sufriría un rápido desgaste y deterioro. También se necesita a menudo modificar su color amarillo natural característico para darle una tonalidad más rojiza o más pálida y disponer así de la gama necesaria para realizar combinaciones cromáticas. Por estas razones el oro se utiliza siempre en aleación con otros metales que le proporcionen las características deseadas.
La riqueza del oro en las aleaciones se mide en milésimas partes del peso de este metal sobre el peso total de aquellas y es lo que se ha dado en llamar la ley del oro. Sin embargo, es muy frecuente expresarlo en quilates, habiéndose establecido convencionalmente que el oro puro tiene 24 quilates, por lo que un quilate indica 1/24 parte (en peso) del metal precioso en la aleación. Que una pieza tenga 18 quilates quiere decir que el 75 % de su peso es oro (18/24=0,75), es decir, una riqueza de 750 milésimas.

RIQUEZA DEL ORO
Milésimas
Quilates
%
1.000
24
100
900
21
90
750
18
75
625
15
62,5
585
14
58,5
500
12
50

La conversión de quilates a milésimas y viceversa viene dada por la expresión 1000Q = 24 M, donde Q es el número de quilates y M el número de milésimas. En la tabla de encima se recogen las cifras y equivalencias más significativas . El oro dedicado a la acuñación de moneda suele ser de gran pureza (900 milésimas), en tanto que el oro comercializado en lingotes es prácticamente puro (99,99 %), su peso en gramos u onzas y riqueza en milésimas son marcados durante el proceso de fundición y afinado.
Como es fácil de ver no hay relación alguna entre los quilates del oro (que expresa la riqueza de este) y los utilizados para los diamantes, perlas o piedras preciosas que indican peso absoluto de estas gemas (equivalente a 0,2 gramos). La magnitud utilizada para pesar el oro es la onza troy, equivalente a 31,103 gramos, en la que habitualmente se expresa su cotización.

Ley Oficial
Platino
Oro
Plata
Mil.
Quil.
Mil.
Quil.
Mil.
Quil.
1ª Ley
950
22
750
18
925
22
2ª Ley
585
14
800
19

La calificación de metal precioso viene dada por su belleza, utilidad, valor y escasez, sin embargo las Leyes y Normas de cada país se ocupan de regular esta materia, definiendo en forma puramente convencional qué se entiende por tal. En nuestro caso (Ley 17/83 y R.D. 197/88), señalan que lo son el platino, el oro, la plata y las aleaciones de estos entre sí o con otros metales siempre que la proporción de aquellos alcance la legalmente establecida. Esto es lo que se conoce como ley oficial, estableciéndose como tales las del cuadro adjunto. Cualquier otra proporción podrá ser comercializada, pero únicamente podrán utilizar la calificación “… de ley” (1ª ó 2ª) que igualen o superen. P.e., una aleación de oro de 740 milésimas solo podrá ser designada como oro de segunda ley.

La calificación de metal precioso viene dada por su belleza, utilidad, valor y escasez, sin embargo las Leyes y Normas de cada país se ocupan de regular esta materia, definiendo en forma puramente convencional qué se entiende por tal. En nuestro caso (Ley 17/83 y R.D. 197/88), señalan que lo son el platino, el oro, la plata y las aleaciones de estos entre sí o con otros metales siempre que la proporción de aquellos alcance la legalmente establecida. Esto es lo que se conoce como ley oficial, estableciéndose como tales las del cuadro adjunto. Cualquier otra proporción podrá ser comercializada, pero únicamente podrán utilizar la calificación “… de ley” (1ª ó 2ª) que igualen o superen. P.e., una aleación de oro de 740 milésimas solo podrá ser designada como oro de segunda ley.

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